Dar un paso adelante en la reconstrucción del conocimiento necesario para entender nuestra realidad y resolver la multitud de problemas que nos envuelven, algunos heredados por la historia y otros generados por la modernidad en el presente mediato e inmediato, exige una nueva visión cognitiva que permita descubrir los vínculos y relaciones que existen entre las diferentes dimensiones del mundo contemporáneo.
Realidad que va desde la propia geografía y su biósfera, sus estructuras y procesos económicos, su gran diversidad y mestizaje cultural, sus instituciones y formas de organización política y normativa, sus procesos educativos, dinámicas orientadas hacia la conservación o el cambio del orden establecido; todo ello inmerso en una historia de ´vida nacional´ vista frecuentemente no como una sola espiral, sino en forma episódica y discontinua. A ello hay que agregar la presencia de valores confundidos o diferenciados de designios universalistas, por lo que ante el efluvio de la diversidad del mundo, se ha llegado a la conclusión de fórmulas posibles de convivencia internacional.
Pero si en la perspectiva de esta realidad múltiple y cambiante ha sido necesario tener en consideración al mundo externo, con sus cruzadas imperiales, comerciales, o de tipo bélico o fraterno, ya desde fines del pasado siglo XX y particularmente en lo que va de este siglo XX, tal necesidad se convierte en una exigencia ineludible por los impactos que a nivel mundial ejercen una serie de procesos denominados globales, como son los relacionados con el desarrollo y constante innovación de las tecnologías de la comunicación y de los servicios informativos, que han permitido una revolución de los procesos y estructuras productivas, de las relaciones financieras y comerciales, de la difusión de las culturas y del conocimiento, así como de los problemas y conflictos que hacen de la dinámica mundial, un todo cambiante y de constantes desafíos.
El mundo de hoy crece en complejidad y en fenómenos emergentes, y es necesario para el conocimiento en general y para la política como acción, tener capacidad de dar explicaciones y respuestas a la dinámica en curso, que no admite pausas ni respuestas parciales o equívocas.
Los desafíos de nuestro tiempo tienen que ver con cuestiones de supervivencia en el más amplio sentido del término. Y junto con una reorganización del conocimiento, es necesaria una reconsideración del coralario político como quehacer y responsabilidad social y del estado, junto con una mise en oeuvre de reconocimiento y respeto a valores y culturas diferentes. todo ello dentro de un entorno mundial que cambia y se transforma de manera acelerada en una especie de viaje sin retorno.
Contribuir con aproximaciones cognitivas más complejas y apropiadas a la realidad de nuestro esfuerzo conjunto realizado por universitarios, jóvenes en su mayoría, pero deseosos todos y comprometidos, con el destino de este país, México, y con el de toda
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